jueves, junio 27, 2013

APROPIACIÓN Y PRIVATIZACIÓN

Ante todo, permítaseme el posicionamiento; soy propietario de un vehículo automotor y odio manejar en la ciudad de México... Una ciudad cuya población asciende a poco más de 20 millones de habitantes (entre quienes viven propiamente en ella y quienes habitan en el área conurbada, pero trabajan y hacen su vida en la ciudad), en la que circulan diariamente poco más de 6 millones de automóviles particulares (aprox. un vehículo cada cuatro personas), obviamente, tiene un problema.
                Problema, por cierto, que no se soluciona pensando, cada vez más, una ciudad para los automóviles. Iniciativas en este camino las ha habido desde los 70 del siglo pasado, con la planeación y creación de los ejes viales y hasta nuestros días, con la creación de las supervías y los segundos pisos. Todo ello, sobra decirlo, antes que solucionar nada más que en el muy corto plazo, ha agravado la situación al mediano y largo plazo.
                Es decir, cualquier “solución” centrada en los automóviles, se transformará en parte del problema, mucho antes que después.
                El camino, entonces, tendría que ser distinto; hacer de la circulación de automóviles en la ciudad algo no redituable, por una parte y potenciar y eficientizar el trasporte público, por la otra.

Obviamente, el asunto es mucho más complejo que lo anteriormente delimitado, pues en ello, además de la abundancia absurda de automóviles, entra el asunto de las mafias que controlan el trasporte colectivo de la ciudad, su pésima planeación y, muy obviamente, el tamaño creciente de la mancha urbana y las distancias kilométricas que se deben recorrer entre los domicilios particulares, los centros de trabajo, de estudio, de entretenimiento o comerciales.
                El asunto es muy complejo, pero por mucho que se analice en cualquier dirección, la conclusión no varía demasiado; el automóvil particular debería quedarse en casa.

Todo esto viene a cuento por la polémica suscitada a raíz de la implementación de parquímetros en varias zonas del Distrito Federal como las colonias Roma, Condesa y Polanco.
                Las críticas a este respecto varían de tono, pero la mayoría se han centrado en la presunta “privatización” del espacio público y la restricción del derecho inalienable de tránsito. Según esto, cobrar por estacional un automóvil particular en una calle pública, es un ataque a la sociedad.
                Ante todo, conviene la aclaración, estacionar un automóvil particular en una calle pública no es derecho de tránsito, es la apropiación particular de un espacio público; nadie ha propuesto (hasta donde sé), cobrar por caminar en las calles, circular en ellas o, incluso, encadenar una bicicleta a un poste o cualquier otro mobiliario urbano.
                Es decir; si en vez de llegar en automóvil a la oficina, a la escuela o a cualquier establecimiento comercial, se llegara caminando, en transporte público o bicicleta, no se necesitaría pagar por el uso del espacio público, lo que ayudaría, además, a retirar un buen número de automóviles de las calles; aligerando, en el proceso, el tráfico para eficientar el transporte público.
                Otro asunto, muy distinto, es que estos parquímetros sean manejados por una empresa privada y no por la administración pública, toda vez que, entonces, las ganancias generadas los son para el sector privado y no utilizadas, como debería ser, para el mantenimiento de las calles y del transporte público.
                Es decir; aplaudo y justifico la colocación de parquímetros no sólo en los lugares donde ya los hay, sino a lo largo y ancho de toda la ciudad, quien no los quiera pagar, que no use el automóvil. Me parece, sin embargo, criticable y condenable que estos caigan en manos de la administración privada.


Mario Stalin Rodríguez

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1 Comments:

Blogger Nanny Ogg (Dolo Espinosa) said...

Vivo en una ciudad con algo más de 382.000 habitantes y un parque automovilístico de más de 250.000 vehículos. Es la capital de la isla y, aparte de soportar el tráfico propio de ella, recibimos vehículos del resto de poblaciones. El espacio es poco y limitado... y la ciudad es cada vez más para los coches y menos para los peatones. Todo este rollo es para decirte que estoy totalmente de acuerdo con tu artículo :)

5:15 a.m.  

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