jueves, febrero 01, 2018

Réquiem 07 (ADIOS, SUBCULTURA, ADIOS)

y gracias por las risas

Como saben, llevo algunas semanas (más bien mes y fracción, sino es que hasta dos meses ya) rindiendo un homenaje a la ya extinta Subcultura, comunidad de internet para leer y subir cómics en castellano, que es una cosa que anda faltando un poco (aunque, de la muerte de esta página, han surgido algunas nuevas opciones al respecto, falta ver si como gusanos que fagocitan un cadáver o cual fenix que renace de la cenizas).
            La comunidad fue importante tanto por sus fallos (que tuvo bastantes, no sólo en el plano informático, sino, sobre todo, en las dinámicas que como comunidad y usuarios llegaron a enquistarse en los nueve años que duró el sitio), como por su más grande acierto; la interacción y retroalimentación (una cosa que, por ejemplo, se ha perdido bastante en esto de los blogs*).
            Fue por éstas, justamente, que llegué en 2012 a aquella comunidad y por las que me quedé en ella durante todos estos años. Como ha sucedido tanto en los blogs como en las redes sociales, en el sitio encontré personas a quienes, a pesar de no haberles visto nunca la cara y de las distancias hemisféricas y oceánicas que nos separan, considero cercanas y a las cuales espero seguir encontrándome por estas redes del Monesvol.

En fin, antes de ponernos (más) sentimentales, retomemos el asunto del réquiem que he venido haciendo por Subcultura. Para ello no sólo recuperé los cómics que publiqué en aquella página (que, de cualquier forma, todos han visto la luz en estos bites), sino recuperando textos que, por una u otra razón, sólo había publicado ahí.
            Porque en Subcultura se hablaba de muchas cosas y quienes me lean desde hace tiempo, sabrán que suelo hablar de muchas cosas (de la mayoría, de preferencia, con conocimiento)... Al momento de intentar recuperar estos textos (tarea nada fácil, porque la configuración de la página no era amable en lo que a realizar búsquedas de publicaciones en foros se refiere), me di cuenta que muchos de ellos no podían ser republicados sin sus referencias contextuales (y no es que los que sí republiqué fueran pobres en éstas), por lo que debí descartarlos a pesar de que contenían reflexiones e ideas que aún hoy y fuera de esa comunidad, me parecen necesarias, por lo que las recupero ahora, en forma de imágenes, para que quien tenga ánimos y mucho tiempo, las lea si quiere.
            Así, a lo largo de los años fui hablando de Alan Moore, su obra y el cómo algunos imbéciles justifican la guerra (sí, los foros de Subcultura solían tener ese tipo de derivaciones temáticas). Los zombies y su naturaleza en la ficción. Palabras, su significado y el cómo banalizar lo que nunca debería ser banalizado. La religión y el cómo deprimir a la gente... Sí, éste último es, efectivamente, el mismo hilo por el que descubrí que tenía el extraño poder de deprimir a gente que, según sus palabras, no me lee.
            Y por seguir, seguí hablando incluso de mi forma de interactuar en la comunidad (y prácticamente cualquier otro ámbito en el que me desenvuelva, que para lo de molestar personas soy bastante consecuente). El atentado a Charlie Hebdo, el chantaje imbécil en el que algunos caen y de personas que nunca dijeron lo que anteriormente dijeron. Si los artistas nacen o se hacen y de la importancia de las condiciones contextuales en su formación. La preponderancia de la anécdota o los personajes a la hora de plantear y contar una historia...
            Por cierto, al momento de montar las imágenes para esta publicación, me doy cuenta que el bueno de Simud no sabía encajar muy bien lo de quedarse sin “argumentos” (si es que alguna vez los tuvo), porque más de siete meses después de nuestro “encuentro” en el asunto de Charlie Hebdo (y cuando yo ya no me acordaba de quién era ni de porqué podría guardarme tanto rencor), insistió “hacerme morder el polvo” porque se creía parte de alguna especie de Patrulla Antihutopo**, con los resultados que se pueden ver en las imágenes.
            Y bien no le fue, porque después de eso no volvió a aparecer en los foros de Subcultura (o, al menos, en ninguno en el que yo participara***). Yo, por mi parte, seguí participando en la comunidad y sus foros hablando de censura y autocensura, acosos y acosadores y muchos otros temas que, lamentablemente, ya no pude encontrar y se han perdido para siempre ahí, donde van los bites cuando son borrados****.
            Justo al mismo lugar a donde ha ido a parar Subcultura.
            No así, espero, la comunidad y relaciones que al amparo de la página se forjaron...

En fin, que se ha terminado Subcultura y éste ha sido mi modesto homenaje a la comunidad y a las personas que en ella y gracias a ella conocí...
            Hasta siempre o hasta que nos volvamos a encontrar, lo que suceda primero.

Mario Stalin Rodríguez

*Que sí, que sé que entran; veo sus visitas en el contador... Pero los comentarios por entrada han pasado de un promedio de 12 a prácticamente ninguno o simplemente cero en los últimos años.
**Y bueno, tan desubicado no andaría, porque efectivamente había un grupo de personas que se dedicaban alegremente a leerme para comentar, entre ellos, porqué no me leían y de qué hablaba yo cuando no entendían lo que decía… Es sólo que, bueno, dudo mucho que el buen Simud haya sido parte de este grupito, aunque seguro deseaba serlo.
***Lo habrán despedido de la patrulla antihutopo por incompetente, supongo.

**** Había uno sobre el uso del latín y otras lenguas muertas en los cómics y otro sobre el empleo o no de cuadros de texto o diálogos demasiado extensos, que recuerdo pero no pude hallar y que es una lástima que hayan desaparecido.

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